sábado, 18 de octubre de 2014

DINOFLAGELADOS




El plancton marino constituye la base de la cadena alimenticia en todos los océanos del mundo. Aunque existen miles de especies que conforman este importantísimo grupo, unos de ellos resulta particularmente destacado tanto por su número como por su extraordinaria biodiversidad: los llamados dinoflagelados. 



Miembros del fitoplancton
Dentro de los dinoflagelados o Dinoflagellata se incluyen una gran cantidad de especies unicelulares eucariotas o coloniales con características comunes, y que forman parte de lo que se conoce como fitoplancton, es decir, la parte del plancton con capacidad para realizar la fotosíntesis.
A pesar de que muchos de ellos presentan nutrición autótrofa al igual que las plantas, debido a la presencia de clorofila y otros pigmentos, existen algunos que son verdaderos depredadores del micromundo, siendo capaces de alimentarse de otros miembros del plancton como son las diatomeas e incluso otros dinoflagelados.


La mayoría de las especies son marinas, aunque se pueden encontrar también en fuentes de agua dulce de todo el mundo. En el mar se hallan fundamentalmente en las zonas fóticas (donde incide la luz solar), aunque también en menor medida algunas especies pueden vivir en grandes profundidades. Habitan desde las zonas tropicales hasta las heladas aguas polares.
Aunque pueden diferir en algunos aspectos morfológicos, estos protistas tienen como rasgo característico la presencia de dos flagelos que utilizan para el movimiento y algunas de sus especies presentan una cubierta de celulosa llamada teca que muchas veces son de una gran belleza y tienen mucho valor a la hora de clasificarlos por los científicos.

Entre los dinoflagelados más conocidos están los responsables de las llamadas mareas rojas, fenómeno que ocurre en algunas regiones de los océanos y que son causadas por una explosión de dinoflagelados de varias especies, como consecuencia de una excesiva contaminación del agua con materia orgánica proveniente de la tierra, ya sea por el arrastre de las lluvias o los ríos, o por vertidos directos causados por el hombre. Estas mareas rojas son tóxicas y causan la muerte de muchas especies marinas, sobre todo debido a los daños que provocan en su sistema respiratorio.



Otro dinoflagelado dañino es el responsable de la ciguatera, una delicada enfermedad que es producida por la acumulación en el cuerpo de la toxina que este produce. Estos organismos crecen sobre las plantas y algas marinas que son injeridos por los peces herbívoros, quienes a su vez, al servir de alimento a los carnívoros, les transmiten la toxina, la cual se va acumulando en ellos, por ejemplo, en las barracudas o las morenas. Al hombre pescar y alimentarse de alguna de estas especies infectadas, puede desarrollar un cuadro de vómitos, diarreas y otros malestares como la caída del pelo, que deben ser oportunamente tratados.

Otras especies son muy beneficiosas, por ejemplo, algunas de las zooxantelas que viven en simbiosis con los corales son dinoflagelados. Gracias a ellos el coral se nutre y puede desarrollarse satisfactoriamente mientras las condiciones ambientales son apropiadas. Ante determinados estímulos estresantes, estos dinoflagelados pueden abandonar el coral y provocar el conocido blanqueamiento, que puede provocar la muerte de todo un arrecife.

Algunas especies de dinoflagelados son bioluminiscentes y responsables de espectáculos maravillosos en las playas, cuyas orillas pueden cubrir de un manto de luz en determinadas noches, dando la impresión de que se está en un mundo mágico.